Dueño de ti, dueño de que, dueño de nada / Vol. I

Estaba chispeando creo, no se. Pero si hacía un frío de mierda y yo decidí que ya no me bancaba más el resfrío y partí a la posta con la Isa.
Tremendo panorama ese. ¿Han ido alguna vez a la posta de emergencias del Van Buren? A cualquier novelista, guionista, escritor en general que haya perdido sus musas le recomiendo sentarse un rato en la sala de espera. No digo más.
Me llamaron por el altoparlante, me preguntaron que tenía, abra la boca saque la lengua....en fin, dipirona y penicilina.
Saqué mi trasero damnificado y demasiado abrigado de ahí lo más rápido que pude.
Entonces, como era obvio, después de tan estimulante experiencia nos fuimos a tomar una cerveza al antro de turno.
Si si, ya se que no se toma alcohol cuando te han puesto antibióticos....lecciones de sentido común favor pasar al blog de al lado.
Ahí nos sentamos con las cervezas a tomar notas de las mil quinientas historias que habíamos cazado esa casi noche en la sala de espera. (El producto de aquello se viene en post futuros)
Y en eso estábamos cuando cachamos que toda una tribu rancia roquera al borde de los treinta y de caerse muertos de borrachos estaba pendiente de lo que hacíamos. Y uno de ellos me dice con su voz de vocalista metal:
-Oye, son inspectoras de la municipalidad y están escribiendo un parte ?
Mientras me reía de su broma, me dí vuelta a mirarlo. Era enorme. Encapuchado, vestido de negro, cuero, bototos, metal. Y unas inquietantes cicatrices adornándole toda su cara.
Cosita.
Actitud pura. Fue a la barra a pedir el vaso de vidrio que le tenían guardado en el congelador, porque él no tomaba en vaso plástico.
Lo invité a la mesa. El se vino a sentar con su amigo y sus dos javas a medio terminar. Que manera de cagarme de la risa. Y yo me río harto, pero es bien dificil que sea otra persona la que me haga reir. Que weón más gracioso. Y su ronquera potente...
Hablamos de música y mientras a mi me bastaba con dar referencias habladas sobre lo que yo escucho, el le gritaba al dj ( o sea al barman que estaba más cerca del computador) :" Oye pelado, pone tal cosa de tal disco". Y después se paraba a vacilarlo. Beavis and Butthead alive.
Si me había gustado la canción, el gritaba : "Oye déjalo correr!!!" Como si fuera un disco. E interrumpía regularmente nuestra conversa para gritarle al ya a esas alturas aterrorizado barman : "dale VOLUUUUMEN"
Imperdible el momento en que retumbó en ese antro metalero "Para elisa" porque en broma le dije que se me antojaba escucharlo.
A las tantas de la madrugada y cuando finalmente nos pudieron echar de ahí, la Isa fue abducida y yo hice otro tanto con rumbo a uno de los fabulosos paseos que tiene mi cerro.
Salimos un un par de meses, pero supe luego que iba a ser algo duro pedirle o esperar que se comportara como un tipo normal. Exclusividad y regularidad incluida. Sabiendo que además que disponía del tiempo que no ocupara su familia (que merece un post aparte) , sus amigos, sus perros, tres bandas y las clases del instrumento, dejamos de vernos.

Continuará