Y tu, a qué te dedicas?

"- Y tu, que haces?
-Mmmm... soy antropóloga sexual
-...eres...prostituta?

-Noo, en realidad soy columnista"
Carrie Bradshow explicándole a Mr. Big su profesión

"Sex on the City"

Los fiskales la rompen. Definitivamente. Y en"El infierno" más todavía.

De todas formas ese local ya no existe. Que mierda, era un buen espacio. Amplio, copete barato. Un galpón. Decadente, con onda, a lo Mad Max. Cachai? Tenía un par de escaleras angostas de metal, que subían por ambos costados de la barra hacia quien sabe donde, a las que te podias encaramar cuando quedaba la cagada abajo. Y desde ahí podías sapear todo, hasta los baños, porque estos estaban hechos como apartado de maqueta escolar. Sin techo.

Y abajo de las escaleras había unas salitas ( camarines?),con un ala abandonada y abierta, sin luz y con unas muy cómodas mesitas.

La cagada.Mirabas y había gente discutiando vertientes y autores del anarco sindicalismo. Volvías a mirar y había gente tirando.

Y los personajes de la barra eran,bueno,como tenían que ser los servidores del infierno.

La mujer era muy gorda, muy bajita , con un ojo con cataratas y el otro desviado.El era como el primo de Pogo (yaaa, cómo que no saben quien es, el de "Los peores de Chile" caramba), con pinta de feto en cloroformo, tenía una cabeza enormísima que estaba tullida hacia un lado. Siniestros.

No, sabes? renuncio al precario intento de describirlos, soy incapáz de hacerles cabal justicia. Ah, y atracaban todo el rato. Metale besos y manotazos mientras se desplazaban entre la barra y el congelador para darte el vuelto y atender al siguiente.

Era en verdad un buen espacio, no cacho en verdad porque habrán cerrado.

Bueno, después del ritual tocatístico de tomarse un vinito, chelita o roncito en la vereda mientras se espera que el tio de la puerta esté de animo para rebajar la entrada, subimos con la Isa. Porque como puntualiza ella, en valpo al infierno se sube.

Nos quedamos atrás disfrutando de una borrachera ultra sociable. Pasa a veces. Al pelado que pasara por el lado le soltába un hoooola como estai, como te llamai, eres de acá, queris chela, tenis un cigarro, buena onda flaco y asi todo el rato. Una vez que se calmó el concejal que parece que llevo dentro, empezó la tocata.

Estabamos vacilando cuando por el rabillo del ojo capté la silueta del Marco. Punkeke prototípico y fachoso, con su mohicano laxo rojo y pantalones de leopardo ultra apretados. Lo había estado sicopateando por meses. Que personaje más guapo.Me daban más ganas de sacarle fotos que de atinar con el. ( si claro je)

Lo estuve siguiendo con la vista mientras se paseaba por varios grupos de minas que estaban en la tocata, y les hablaba algo, no supe entonces que. Y de repente, choca conmigo.Junté coraje, me dije: ahora es cuando y sonriente le digo: hola. Se acercó bototeando ranciamente su estatura (cosita) me pasó su chela y me dijó : nos sentamos? Yo asentí babosamente y nos pusimos a conversar.Puras burradas.

Lo miraba con una adoración escolar transparentada por la previa roncola, cuando en medio de la conversación y a pito de nada me dice que nos vayamos a su casa.

- Ah?

Y responde, imperativo e impaciente:

- Vamos poh

- Pero, oye tranquilo,¿qué onda?

- Mira, tu te acercaste, tu diste el paso. Vamos y son 15 lucas.

- C-c-como?

- Pero van a ser las mejores 15 lucas de tu vida.La dura.

- Qué por, pero plata o sea. Oye no, na´que ver. O sea, en serio. ¿Pero cómo? No, a ver. Espera. Me estai weveando. Cierto?

- ...

-Cierto?

- Emm. Si poh. Te estaba weveando.

Y seguimos conversando. Pero no me estaba weveando. Y ya después de la perplejidad, me ganó la curiosidad y terminamos hablando sobre sus "trabajos esporádicos". Increible, en todos lados se cuecen habas. Hasta en el infierno. Yo lo interrogaba con alguna incredulidad aún porque, primero: quién de los que van tocatas tiene quince lucas a mano ( al parecer yo tenía cara de tenerlas. Humpft!), segundo: porqué en ese remolino en el que nadie parece tener mucho que perder, alguien pagaría por algo relativamente facil de obtener. Y aunque esa noche, de la vuelta que se dió por el público no le salió cliente alguna, me contaba que siempre algo caía. Era algo conocido, lamentablemente no por mi.

Por supuesto ni siquiera mencioné, me pareció impropio, (já) el porqué precisamente él con una parada pretendidamente tan antisistémica juntaba plata con esa actividad tan sistémica. Plata para chupar obvio.

Después algún tiempo y ya media aburrida de su volada mesiánica, de su historia sobre cómo y porqué se había retirado del seminario, de explicarle que no me iba a ir con él, que no importa que ahora no me cobrara (!) igual no iba a suceder; me acompañó a ubicar a la Isa para poderme ir con ella. Mientras buscábamos entre la gente, habrá sentido que no me había puesto la atención debida porque me preguntó el nombre y acto seguido me dice:

-Ahh...y tu, que hacis por la vida? ¿A qué te dedicai?