CAMAS Y PETACAS

Puta la mina cuática.

sábado, julio 22, 2006

Buena mano


Según entiendo la cosa es así: Cuando una chiquilla se pone más "buena" (en términos de volverse más atractiva) a partir de una relación con determinado muchacho, dicen los pelotudo que este tiene "buena mano". Lo anterior con la intencionalidad (algo ociosa) (y Ud.?) de congratular al personaje. Estableciendo así una relación causal entre el trato sexual entre ambos, y el incremento de la belleza de la fémina.
Machistoide la cosa. So what.
Que creo que uno se pone bonito cuando anda emparejado. Asi como las plantitas...asi como cuando alguien recoje y cuida un perrito callejero.
Primero, porque cuando te sentis querido, te ponis más seguro. Confidence is hot...aporta la amiga Paris. También porque el amarse (físicamente) puede dejarte materialmente en punto. La corporalidad irradiando cierta...consistencia armónica.
Eso no más?

Deben haber otras cosas claro. Seguro que si. Seguro que andai más relajado también. No se. Pero ni cagando le pasa solo a la mujer, conozco casos de antología en el que un pololeo inesperado devela algún "mino oculto". (Tu también?)
Y todo esto para qué. Puta oh....pa tratar de explicarme porqué...porqué siempre que te emparejai llega la tropa de sacos de weas que no te pescaron, que no te llamaron, que no se decidieron, que no se la jugaron, que se sintieron sobrepasados...y te llaman, y ahora si les llamai la atención, y quieren otra oportunidad. Mihhh...lo que quieren.
Que soy pendeja y soy picota dice la Isa.
Yo digo que el desencuentro es un poquitín trágico.
Y que me encantan las manos del Manuel.

domingo, julio 09, 2006

Caballos de Fuego

- Lo que está pasando aquí, Barti, es poesía, un poema puro como alcohol de puna. Lo que no sabemos es si tiene nombre y apellido.
- Pasamos las noches despiertos, cansados, ebrios y enamorados. Nos hablamos la vida.
- Siento paz, una paz enorme. No quiero dejarte. No quiero hacerte promesas.
- No me hagas promesas. No soy mujer que las requiera. Necesito decisiones, te necesito libre. Te necesito hombre.
- Siento que estoy conociendo algo nuevo que no me exige nada y me da todo. Pero eres muy grande mujer, muy grande para mí. Apenas puedo asumir que estoy contigo. Apenas si puedo asumir que es real. Divagaré por todo lugar al que pueda regresar.
- Y entonces? Son tus decisiones, tomo sólo el espacio que tu me das. Pero no wevees. Porfa. Tal vez sea entonces mejor que nos dejemos de ver.
- Si te vas, luego no quiero nada. Quiero estar contigo ahora. Ando pensando en vos. Cachai? El espacio te lo estoy dando.
- Mira, yo no sé Manuel, yo ya no se nada. Apenas pude averiguar que puedo decirte que dejemos de vernos, pero hace falta también pararse e irse. Y de eso no me siento capáz. Todo ha sido muy rápido. No es que me importe el tiempo, pero tampoco está bien si ignoramos las cosas.
- No me recuerdes las cosas que debo resolver. No creas lo que te digan de mí.
- No es de eso de lo que te tenis que preocupar. Me preocupo yo de las cosas que me dices, porque hablas de las cosas como quieres que sean, no de como son.
- Te amo. ¿Me crees?
- Todo. Pero también te conozco. Porque me interesas. Y esto no es completamente sano.
- Te creo que no es sano.
-¿Que hacemos?
- Quiero estar contigo.
- Mira, que te voy a amar. Mira, te pretextaré para un ataque de angustia.
...
-¿Queda vino?
- Si poh, queda caleta. ¿Lo navegamos?

viernes, julio 07, 2006

No me arrepiento de nada

Gioconda Belli

Desde la mujer que soy, a veces me da por contemplar aquellas que pude haber sido ;las mujeres primorosas, hacendosas, buenas esposas, dechado de virtudes, que deseara mi madre. No sé por qué la vida entera he pasadorebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.La culpa que sus vidas impecables, por extraño maleficio, me inspiran. Reniego de sus buenos oficios; de los llantos a escondidas del esposo, del pudor de su desnudez bajo la planchada y almidonada ropa interior. Estas mujeres, sin embargo, me miran desde el interior de los espejos, levantan su dedo acusadory, a veces, cedo a sus miradas de reproche y quiero ganarme la aceptación universal, ser la "niña buena", la "mujer decente"la Gioconda irreprochable. Sacarme diez en conducta con el partido, el estado, las amistades, mi familia, mis hijos y todos los demás seres, que abundantes pueblan este mundo nuestro.En esta contradicción inevitable entre lo que debió haber sido y lo que es ,he librado numerosas batallas mortales, batallas a mordiscos de ellas contra mí-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-transgrediendo maternos mandamientos, desgarro adolorida y a trompiconesa las mujeres internas que, desde la infancia, me retuercen los ojos porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable, que se enamora
como alma en pena de causas justas, hombres hermosos, y palabras juguetonas
. Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada, e hice el amor sobre escritorios-en horas de oficina-y rompí lazos inviolables y me atreví a gozar el cuerpo sano y sinuoso con que los genes de todos mis ancestros me dotaron. No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones. No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf. Pero en los pozos oscuros en que me hundo, cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos, siento las lágrimas pujando;veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,blandiendo condenas contra mi felicidad. Impertérritas niñas buenas me circundan y danzan sus canciones infantiles contra mí contra esta mujer hecha y derecha, plena. Esta mujer de pechos en pecho y caderas anchas que, por mi madre y contra ella, me gusta ser.

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